Antecedentes de Ubú President // Albert Boadella

 

Una ficción profética

Por Albert Boadella

 

© Andreu Dalmau / EFE / lafototeca.com

Una tarde a principios del año 70, mientras impartía mis clases de expresión en una escuela progre de Barcelona le propiné un cachete a un alumno intratable. Se trataba de un chaval fanfarrón que entorpecía constantemente mi trabajo con el resto de alumnos. Poseído por un brote de desesperación se me escapó la mano que fue a toparse con la mejilla del saboteador. Enterado del incidente, el director de la escuela me llamó al orden por mi agresiva actitud al mismo tiempo que me informaba con gran agobio quién era el padre del alumno atizado; Don Jordi Pujol Soley. Un prohombre de la banca destinado a salvar la patria.

Dalí solía decir que el azar es sagrado. Unos años más tarde me topaba de nuevo con los Pujol y la emprendía con el padre del malcriado chiquillo. Esta vez lo hacía con otro merecido guantazo pero en forma artística, o sea con un acto escénico. El mal vivir que había padecido en mis clases por parte del hijo ahora me lo provocaba el padre aunque lamentablemente no era el único en soportarlo. Había cientos de miles de sufridos ciudadanos perjudicados por la política nacionalista del señor Pujol. Enseguida comprendí que era obligada una intervención profesional para asentar el principio fundamental de mi higiénico oficio y regalarles una divertida catarsis a los sufridores en forma de sátira. Entre las diversas situaciones de la obra Ubú President había una escena que, además de sus efectos catárticos para el público, me proporcionaba también un desquite personal aletargado durante treinta años.

El President-Ubú estaba realizando una entrevista para TV3 en su despacho oficial. Súbitamente, dos niños con batas de escuela aparecían portando dos maletines y discutiendo. Entre empujones y gritos, uno de los maletines se abría provocando el desparrame de numerosos fajos de billetes.

CONSEJO DE GUERRA CONTRA ELS JOGLARS: Barcelona, 1-12-1977.- Sumario del proceso judicial instruido por el coronel de infanterÌa Enrique Nieto MartÌnez contra el grupo de teatro Els Joglars por los delitos de injurias contra la autoridad militar en la obra «La Torna». © EFE.

Boadella se fujó del Hospital Clínico para evitar un consejo de guerra / © EFE

President.- (Dirigiéndose a los de TV3) A estos niños siempre hay que vigilarlos. (A los niños) ¡Eh! No quiero peleas por el dinero. Hay cosas más importantes en la vida. (Dirigiéndose a los de TV3 y ayudando a sus hijos a poner los fajos en el maletín) Esto en euros no es nada… Por favor enfoquen la lámpara de Gaudí, que es una obra de arte (Los de TV3 obedecen mientras el President se embolsa un fajo en su bolsillo y los niños salen). ¿De qué estábamos hablando?

El público lo celebraba como un gag más de la obra pero confiriéndole a la escena un simple juego de ficción. Yo tenía claro que uno de los niños era el saboteador de la escuela progre. Concretamente, el primogénito de Pujol que andaba siempre en turbios asuntos financieros. Le había seguido la pista con curiosidad debido al incidente escolar. Años después, la realidad convirtió la escena en premonitoria, superando toda ficción. Ante el pasmo general, el padre-Ubú confesó sus marrullerías y el hijo pasó por la cárcel. Ciertamente, la sátira y el público ridículo con que le retrataba en la obra no sirvieron para que Jordi Pujol modificara un ápice su comportamiento. Sin embargo, siempre me ha quedado una duda soterrada en relación a su hijo: ¿Si en vez de una torta, le hubiera propinado, dos, cuatro o diez? ¿Habría alterado el niño su futuro camino?

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© EFE/Robin Townsend

Albert Boadella es actor, dramaturgo y ensayista. En 1961 fundó la compañía de teatro independiente Els Joglars, que dirigió hasta 2012, y con la que ideó y llevó a escena una treintena de obras. Por La Torna (1977) fue acusado de injurias al ejército y sometido a un consejo de guerra. Tras una rocambolesca fuga del Hospital Clínic, se exilió en Francia.  Sus aceradas críticas al pujolismo, en lo que supuso una actitud pionera entre los intelectuales españoles, le valió el repudio del nacionalismo catalán, al que desprecia y ridiculiza siempre que tiene ocasión, lo que ocurre prácticamente a diario. En 2005, formó parte del grupo de personalidades que promovió la creación de C’s.

Este artículo se halla incluido en la obra coral Constitucionalismo en el horizonte europeo