Constitucionalismo en el horizonte europeo es un compendio de artículos conmemorativos de algunos de los hitos de la historia reciente de Cataluña, en la ardua empresa de mantener en pie los valores que informan el Estado de Derecho. La obra, que yo misma he coordinado bajo los auspicios del grupo ALDE, arranca con el retorno de Tarradellas (del que se ocupa el primer pensador de nuestro tiempo, Fernando Savater) y termina con la manifestación del 8 de octubre (a cargo de Joaquim Coll, el más didáctico de los comentaristas sobre el procés). Entre ambos acontecimientos, el atentado contra Losantos (evocado, de forma tan brillante como conmovedora, por su hijo David Jiménez Torres), Ubú President (Boadella, príncipe de la disidencia), Hipercor (Ignacio Vidal-Folch, uno de los pocos ciudadanos que consideró un deber moral acudir a las concentraciones anuales de repulsa), el Foro Babel (Alejo Vidal-Quadras, el primer político que se adentró en la senda, por entonces tan amenazante, del antinacionalismo), los Juegos del 92 (de Arcadi Espada, al que tanto debemos por venir cuando los demás vamos), la inmersión lingüística (Inger Enkvist, que osó describir en el mismísimo Parlament la magnitud del despropósito), el aesinato de Ernest Lluch (Victòria Camps, que diserta sobre la confrontación entre la bala y la palabra) … La reunión de Perpiñán (Juan Carlos Girauta, que se encaró desde primera hora, y desde todas las tribunas posibles –también, o sobre todo, desde las adversas- con cualquier atisbo de complicidad con el terrorismo), el manifiesto del Taxidermista ‘por un nuevo partido político en Cataluña’ (Xavier Pericay, que no sólo contribuyó a sentar la teoría, sino que además la sigue practicando; en él, modestamente, me reconozco), la primera campaña de Ciudadanos al Parlamento catalán (Míriam Tey, hacedora de ententes, agitadora cultural y anti corrección política avant la lettre), y la confesión de Pujol (felizmente rehabilitado por los suyos tras un cuatrienio en el desván de la desvergüenza, y sobre la que reflexiona Teresa Freixes). A todos ellos, mi más sincero agradecimiento por su contribución. No sólo al libro.
Teresa Giménez Barbat