El nuevo Cuerpo Europeo de Solidaridad amplia y renueva el actual Servicio de Voluntariado Europeo, creando oportunidades para que los jóvenes trabajen como voluntarios y colaboren en proyectos que beneficien a comunidades y ciudadanos de toda Europa. Desde el punto de vista del contenido, no encuentro novedades significativas.
Por esta razón, desde la Comisión Cultura pedimos una aclaración sobre algunas cuestiones cruciales relacionadas con el funcionamiento y la financiación de esta iniciativa. Hay que tener en cuenta que esta nueva entidad se apoyara en financiación procedente de diversos programas europeos – el programa Life, Erasmus Plus o Europa para los Ciudadanos, este último ya subfinanciado y para el cual acabamos de solicitar un aumento de presupuesto.
Quisiera manifestar en todo caso mi admiración por la filosofía del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Tal vez sus motivaciones parecerán ingenuas, pero considero noble y necesario reafirmar el valor de la “solidaridad” en los momentos difíciles que vivimos. La Unión Europea representa la ampliación del círculo moral a nivel supranacional y, por lo tanto, un logro extraordinario.
El principio europeo de solidaridad está en la raíz de los valores que fundan nuestra Unión, y no debemos dejar de afirmarlo tras las heridas provocadas por la activación del Brexit, o por los egoísmos de algunas naciones o en la torpeza general en la gestión de la crisis de refugiados.
Este organismo dirigido a jóvenes voluntarios es un paso en la dirección correcta si queremos afianzar nuestros más básicos compromisos y nuestros principios fundamentales.