Toda violencia política, y obviamente también la de inspiración fascista, debe ser sistemáticamente prevenida y perseguida en Europa, y en los últimos años los datos policiales apuntan a un aumento de las agresiones neofascistas en la Unión, lo que justificaría una preocupación específica. Pero los mismos datos policiales, procedentes de las fuerzas de seguridad de países miembros y de EUROPOL, muestran que la violencia política de extrema izquierda, que a menudo se intenta legitimar como “antifascista”, así como la violencia política separatista, o islamista, poseen actualmente la misma o superior prevalencia que la violencia política de extrema derecha y “neofascista” en Europa.